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martes, 6 de octubre de 2015

¿Truco o trato?

¿Truco o trato?
¿Blanco o negro?
¿Carne o pescado?
¿Arriba o abajo?

Siempre decidiendo…
¿Pagas tú o pago yo?… ¿Que pasaría si pagamos los dos, cada uno su parte, y salimos del restaurante a la vez?
Nada. Porque somos dos seres humanos exactamente iguales.

¿Estamos de acuerdo en que es lo mismo que seas tu hombre y yo mujer?. O al revés. Da igual que, a la hora de llegar al coche, no importa quien conduce. El otro sabe que cuenta con la ventaja de tener las manos libres. Y sabemos que no importa porque saldremos del garaje con esas manos entrelazadas y ya no se podrá distinguir de quien es cada dedo.
¿Y que más da?
¿Acaso importa quien besa a quien? ¿Que labio muerde al otro? ¿De quien es la mano que busca bajo la tela el calor del otro cuerpo? ¿Acaso no son iguales la ganas de las cuatro?
Las llaves. ¿La tuyas o las mías? No importa.
Caen al suelo a la vez, justo al otro lado de la puerta, al igual que las chaquetas. No hay tiempo para buscar el perchero. Los zapatos salen despedidos de igual forma. La ropa interior, desaparece como por arte de magia y de la habilidad de nuestros dedos emocionados… No importa quien empezó, este juego. Todos somos iguales, seguimos las mismas reglas no escritas… Hasta que llega este momento… Espera. Ahora si.

Un segundo. De pie, desnudos a los pies de la cama, me separo un instante, para distinguir por última vez, tu piel de la mía y te observo, muy despacio.
Te devoro con mi mirada más seria, con esa que tanto te gusta. Sabes que es mi truco infalible para que haya trato entre nosotros, al menos, hasta mañana.


Puedes seguir a @netbookk en Twitter - Publicado el pasado 10/09/2015 en De Krakens y Sirenas

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